Una piel para un ático colmado de sol, luz y vistas.

Debido a la escasez de metros cuadrados, la reforma del ático se aborda de forma que en ningún momento se deje de percibir la totalidad del espacio. Para conseguir esto, sin renunciar a la compartimentación, se utilizan dos vidrios y un mueble contenedor apoyados en los elementos estructurales preexistentes, viga descolgada y pilar. Los vidrios se acompañan de estores eléctricos, que pueden ser activados, para aumentar la privacidad de las estancias.

El cerramiento exterior se descompone en dos partes: una cáscara exterior que regula la luz y el soleamiento a base de lamas orientables y una piel interior formada por carpintería metálica y vidrio que permite controlar la ventilación. De esta forma, se consigue un adecuado control higrotérmico, utilizando el sol como elemento calefactor en invierno y la ventilación cruzada a modo de refrigeración en verano. Las dos capas del cerramiento se separan para generar la terraza con vistas aéreas sobre la ciudad.

Perimetralmente quedan ubicados los contenedores de almacenaje de forma que no trituren el espacio. El resultado es una vivienda muy diáfana con múltiples visuales cruzadas; capaz de adaptarse a las situaciones donde se requiere privacidad y de muy bajo consumo en climatización y calefacción.